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martes, 23 de septiembre de 2008

UNA BAYAMESA EN LA CIMA DE AMÉRICA


Desde la profundidad de sus verdes ojos, se aprecia la luz de la bondad que siempre la ha caracterizado.

Mujer con una excelente preparación profesional, es una cirujana de altura, no solo por las cualidades que su talento le confiere, sino por el amor que pone en cada acto quirúrgico, tratando de eliminar en sus semejantes cualquier dolencia.

Miembro de una familia de médicos bayameses, su padre, un conocido cirujano del Hospital Provincial Carlos Manuel de Céspedes, donde labora esta
distinguida mujer, y su hermano, con la misma especialidad y laborando en ese centro asistencial también, ella se encuentra ahora a miles de kilómetros de la patria.

Tan solo de hablar con esta médica se percata uno de la calidad humana que caracteriza a nuestros profesionales de la salud, quienes en cualquier parte del mundo, ofrecen sus servicios gratuitos a la gente mas pobre.

Ahora, esta bayamesa, cuya sonrisa es un bálsamo, se encuentra en la República de Bolivia, ayudando a un pueblo necesitado de la colaboración cubana, gracias a la presencia de un Presidente Indígena como Evo Morales.

Pero no es esta la primera experiencia de la Doctora Pérez Suárez en el ámbito internacional, ya las tierras africanas en su momento, disfrutaron de su alegría y de su capacidad generadora de esperanza, porque eso es ella, una estrella humana que comparte con los más desposeídos de este mundo su capacidad de amar.

En estos tiempos, en los que algunos en el mundo creen que la luz de la solidaridad se va a extinguir, la presencia de la Doctora Pérez en Bolivia, como la de otros miles de sus colegas en diversos continentes, son el más rotundo mentís para esas ideas.

La belleza de sus ojos está a la altura de la belleza de sus actos, incluso estando en una nación que es la cima de América, la luz que irradian son el mejor reflejo del pensamiento martiano que habla de los que aman y construyen.

Carmen María Pérez Suárez, la doctora bayamesa que se encuentra en Bolivia, amando y construyendo con los pobres de esa nación andina, lleva en su frente la misma estrella que desde La Higuera sigue trazando los destinos de este mundo.

Autor: David Rodríguez Rodríguez